4 de diciembre de 2015

La insoportable levedad del bipartidismo. DCAP #06

Vuelvo al diario de campaña después de unos días. Ayer reunión del Círculo, preparativos para las dos semanas intensas que nos esperan. Actos, pegada de carteles, reparto de propaganda en las calles de Majadahonda. Y planeando sobre nosotros las inevitables encuestas. La última, la del CIS, a la espera de la encuesta a pie de urna del 20D, viene a cerrar una etapa política que parece marcada precisamente por eso, por las encuestas. Luego vendrá el reparto de escaños, el nuevo gobierno, las reacciones, el que todos los partidos ganen sea cual sea el resultado, y un nuevo panorama que exigirá cambios de rumbo inapelables.

Pero lo que me choca siempre es las lecturas que se hacen de las encuestas por parte de analistas, periodistas, políticos. Se habla siempre de porcentajes, de escaños, de posibilidades de gobierno, de quién puede ser presidente en base a lo que se piensa que los partidos van a votar, si Ciudadanos investirá o no a Rajoy, si puede haber un tripartito entre Rivera, Sánchez e Iglesias.

Lo que se olvida, generalmente, es la gente, como en todo, de hecho. Qué piensa la gente, qué tendencia de pensamiento y actitud reflejan las encuestas, qué políticas va a sufrir la gente después de las elecciones, cómo va a reaccionar la gente ante esas políticas. Claro, es muy difícil acertar partiendo solo de una encuesta de intención de voto, pero hay elementos para arriesgarse.
Yo me baso en una cuestión fundamental, la crítica a uno de los  análisis que vengo oyendo desde hace tiempo. La idea de que estas elecciones suponen el fin del bipartidismo. Pienso que este análisis es francamente peligroso, y puede distorsionar precisamente la visión de lo que será el panorama político que nos espera después del 20D.

Dos partidos que se alternan en el poder. Colores diferentes, discursos diferentes, tradiciones diferentes e incluso políticas diferentes en algunos temas. Ambos sustentan, con líneas de actuación parejas en cuestiones clave como economía, fiscalidad, empleo o política exterior incluso, lo que se ha venido a llamar el régimen del 78. La monarquía constitucional surgida de la dictadura se ha aguantado sobre dos pilares básicos, el PP y el PSOE. La crisis del bipartidismo refleja la crisis del régimen, decimos. Y proponemos ruptura, proceso constituyente, nueva ley electoral, blindar los derechos sociales en la constitución, democratizar el país.

Crisis de régimen o crisis del bipartidismo. Los partidos sustentan el régimen, pero el régimen no es solo sus partidos, va mucho más allá, y así como el PP y el PSOE luchan con uñas y dientes para superar su crisis y no ser barridos por los nuevos partidos, el régimen también "mueve ficha" para salvarse. Como decía David Fernández en Vallecas, "en la CUP hemos hecho la lectura de que la crisis del régimen del 78 en España se va a cerrar por arriba". Primero, el cambio de rei. Abdicación de Juan Carlos, coronación de Felipe. Una nueva generación joven al timón. Segundo, la brillante y exitosa operación Ciudadanos.

Pensemos qué propone Ciudadanos. Centralismo, unidad, patriotismo, aumento del gasto militar, apoyo a la política exterior del gobierno, dureza policial y militar con el terrorismo (PP). Liberalismo económico, flexibilidad laboral (PP y PSOE). Estado del bienestar, derechos sociales (PSOE). Ciudadanos es una especie de Frankenstein, un grupo de oportunistas ante una oportunidad manifiesta con recursos en sus manos para aprovecharla, pero lo importante no es que vengan a terminar de una vez por todas con el bipartidismo, sino que vienen a cerrar la brecha que la crisis del bipartidismo abre en el régimen del 78. Si ya era díficil para las opciones de cambio derrotar a dos partidos, ¿cuánto más difícil será derrotar a tres? El régimen tiene ahora tres pilares en los que sostenerse. La crisis se cierra por arriba.

Resumiendo:
¿Qué piensa la gente, qué tendencia de pensamiento y actitud reflejan las encuestas?
Es obvio que una mayoría quiere regenerar la política del país, quiere caras nuevas, jóvenes, discursos nuevos y honestidad, sacudirse de encima la corrupción. El cambio político es otra cosa. Somos aun muy poca gente quienes queremos esos cambios. No olvidemos que Franco murió en la cama.

¿Qué políticas va a sufrir la gente después de las elecciones?
Fácil. Las políticas del régimen del 78, las que venimos sufriendo estos últimos años.

¿Cómo va a reaccionar la gente ante esas políticas?
Incierto, pero la movilización contra las violencias machistas del 7N en Madrid marca el camino. Ese día sentí que había mucha energía contenida en las calles. Después del 20D se acabó el ciclo electoral, se acabó discutir de listas electorales, se acabó convertir la unidad popular en un pacto entre candidatos. Después del 20D habrá que tomar la calle. La gente, los de abajo, y luchar. Creímos que no haría falta. Nos engañaron.